9.2.06

[la Pitusa ya no es rusa]

Al bloque había venido a vivir una señora rusa que se había juntado con un señor del barrio que antes había tenido una pescadería y luego la vendió y ahora no hace nada. Ella ya tenía dos hijos y él una pequeñina. Mi madre y el resto de vecinas la llamaban la pitusa porque un día entró al portal con una botella de Pitusa en la mano. La verdad es que la pitusa causaba sensación entre el género masculino. Se vestía de manera rara, se movía raro y hablaba más raro aún.

Esta fue la causa de que todas las mujeres empezaran a tener celos de la pitusa y le hicieran la vida imposible. En la cola del mercado se colaban entre ellas y la dejaban la última, cuchicheaban si veían que se acercaba, le llenaban el buzón de publicidad…

- Ahí viene la pitusa con los pitusines, que los lleva con más mierda que el rabo una vaca. – comentaban con mala sangre.

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