[Diálogo para antes de las pastillas]
Soledad Montoya- ¿Gregorio?
Gregorio Samsa – El mismo que viste y calza
S.M- Pero qué sopor de vida, ¿no?
G.S. ¿Me lo dices o me lo cuentas?
S.M. ¿Siempre contestas haciendo preguntas?
G.S. Perdona… tienes razón… está en mi esencia…
S.M. Nada tranqui… si yo estoy también en esa onda, pero las pregunto
así, al aire, cuando voy por los caminos.
G.S. ¿Y alguien te contesta? Ay perdón, otra pregunta…
S.M. Pues… un poco… entre las hojas, la luna, las olas…. Ahí vamos.
G.S. ¿Qué me dices de la vida?
S.M. La vida es una puta mierda, algo pasajero, Gregorio. Hay que
tenerlo claro.
G.S. Sí, y cuánto nos hace sufrir…
S.M. Pues sí, no te engañaré. Nos rodea un mundo putrefacto y nos
salpica hasta las entrañas. Justo venía
pensando en esto cuando bajaba hoy del monte.
G.S. Qué suerte, tú que puedes pasear. Yo no salgo de mi habitación.
S.M. Sí vamos, sola y de noche, llevo paseando toda la eternidad. Me
siento realmente afortunada. Azabache se me han vuelto las carnes, no te digo
más.
G.S. Yo también soy negro, pero acharolado… Oye… te quería preguntar…
si querías salir conmigo.
S.M. ¿Estás de broma?
G.S. No…
G.S. Por favor, Soledad, eres mi única esperanza
S.M. ¿Hablas en serio Gregorio?
G.S. Sí, claro.
S.M. ¿Y si sale mal?
G.S. Tranquila, es que va a salir mal.