2.4.06

Evangelina es una señorita refinada y servicial. Cuando el éxodo rural, entró a servir en casa de los Pelótez apenas cumplidos los catorce. Allí aprendió lo que vale un peine. Cuando el señor Pelótez la embarazó, acto seguido la despidió, la compró un billete de vuelta a su pueblo y le dijo que no quería volver a verla en los días de su vida.

La Fermina llevaba tantos refajos que el día que se los quiso sacar de encima para hacer un simple pipís le empezó a chorrear tímidamente una gotica por la pernera. Era una lágrima callada ante la impotencia de no poder salir de los atuendos. La Fermina murió de retención.

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