13.3.06


[historia de ratas iii]

Era María Pilar una alumna muy aplicada y responsable que destacaba en las letras, odiaba la geometría y la aritmética y le apasionaban la historia y la literatura. Feliz entre tantos libros, obtenía buenas calificaciones pero echaba de menos a los suyos a pesar de escribirse con regularidad y visitarles cada dos semanas. En el internado conoció muy buena gente y se llevaba bien con casi todas las monjas excepto con la hermana Mariana que era demasiado severa.

Hizo amistad con el capellán del instituto, el Padre Damián, al que llamaba la hermana Jacinta "el maño mañoso" porque era de Calatayud y además de dar misa arreglaba cualquier cosa que se rompiera. Damián era un hombre bueno con el que María Pilar pasaba largos ratos ya fuera jugando al cinquillo o discutiendo sobre la predestinación. La hermana Jacinta era la cocinera, muy simpática y de Talavera.

A cincuenta y tres kilómetros de María Pilar vivía su familia, en el pueblo de siempre y en la casa de siempre aunque no tan bien como siempre, ese año se había perdido gran parte de la cosecha debido a las torrenciales lluvias y la situación económica había empeorado notablemente. Por ello, a pesar de las generosas ayudas del alcalde y el tío Aquilino para que María Pilar continuase sus estudios, debía reducir sus visitas que se limitarían a Navidad, Semana Santa y verano. Por el contrario la correspondencia se hizo más frecuente.

No hay comentarios: