11.2.07

[manifiesto filipínico]

MI REINO POR UN ASIENTO EN EL METRO

Esta suerte de atrezzo laboral prematuramente alienado se pregunta quien aprende a distraer(nos) la reinserción vital. Todo son limitaciones al no tener límites.

¡¡ estamos pidiendo a gritos unas normas!!

La presión social no puede no podernos. Ya nunca seremos libres, solo planeamos planes, diseñamos diseños y cagamos caca. No queremos recordar que no somos imprescindibles y sacamos iluso partido a una soledad no elegida. No mami, no me pidas estabilidad porque precisamente tú me cruzaste la calle antes que nadie. Tú me has preparado para un abismo prediseñado a medida. El mundo mucho de todo; nosotros, poco de nada. Y aún nos excita la rutina. Y ansiamos una feliz sencillez. Y remontamos el río asidos tan solo a un trozo de arrogancia que flota. Aunque de distinto cazo, somos judías del mismo puchero. Señora, no insista, no quiero saber que tiene sin empanar los filetes de la cena. JC era invertido pero no le dejaron. Nos creemos mierda y no llegamos ni a pedorreta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Ole mi niña!!!y que viva la revolución!!!
Vaya texto tan cojonudo...anda que tener que meterme en internet para descubrirte...... que sepas que cuando vuelvas de las américas no te pienso dejar escapar. Dónde está esa tarde literaria de la que llevamos hablando más de un año???
Más besito pa mi linda!!