8.1.06

[¡Teleoperadores del mundo, uníos!]

¡Ay míseros de nosotros, ay infelices! ¡Apurar cielos pretendemos!

Ya que se nos trata así, ¿qué delito cometimos contra el sistema naciendo?

Érase una vez un licenciado que teleoperaba.

Ya son millones los infelices seres (¿humanos?) que cada día se desplazan a su centro de trabajo - plataforma sin fin tipo El apartamento - para ponerse un casquito en la oreja y clácláclácláclá atienden a otros tantos millones de infelices. ¿Con quién hablo?; Un momentito ahora le paso; ¿Es tan amable de indicarme su DNI? ; Permanezca a la espera, no se retire; ¿Es la primera vez que llama?; ¿Desde cuando le viene sucediendo esta anomalía? pues mire, la anomalía es de nacimiento... me temo que ya no tengo remedio...

El sistema que nos acunó no deja solos.

ASÍ NO.

¿Donde voy a volcar toda la sabiduría que he ido adquiriendo en estos años? se quejaba hace poco un licenciado en paro que prefiere permanecer en el anonimato. ¿Donde irá a parar mi poso cultural? ¿tantas asignaturas ampliadas, tanta bibliografía consultada? ¿tantos libros leídos, tantos cursos y cursillos, tantos idiomas, tantos jobis, tantas habilidades... tantas líñas de currículum?

Tranquilo, el próximo quesito marrón es tuyo...

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