10.1.06

[el pichicólogo]

Últimamente parece que todo el mundo - menos usted que lee esto y yo que lo escribo - va al psicólogo porque tiene que sac... perdón, me pasan una nota…sí, me comunican que yo también voy. Lo siento, le dejo solo en la estacada. Ahí se las componga.

Parece que todo el mundo ha de visitar al psicólogo, la prolongación de un personaje que ya nos visitó en el colegio para comprobar que nuestra neurona había puesto fin a la huelga de hambre.

- Que hoy viene el pichicólogo, no hay mates
- ¡Es verdad! ¡Yuhu!
- A ver, muy atentos, darle ya la vuelta al cuadernillo, vais rellenando todas las cuestiones, no dejéis ninguna en blanco, si no sabéis una con exactitud poned la que creáis que es más correcta. ¿Alguna duda? ¿No,no? Es bien fácil. En veinte minutos lo recojo. Venga, empezar ya.
- ¿Vale usar típex? ¿Cuanto tiempo hay? ¿Hay que hacerlo en orden?¿Puedo salir al baño, que se me ha destintado un boli?¿Hay que poner el nombre? ¿Si no sabes una la dejas en blanco? ¿Puedo acompañarla al baño?¿Vale hacerlas salteadas?

Así, el buen hombre, gracias a incisivas cuestiones del tipo señala lo que no proceda: pera - manzana- melón – silla podía determinar quien sería ingeniero de caminos y quien sería el borrico de FP.

Hoy el pichicólogo ha dado paso a modernos profesionales, más expertos pero menos entrañables.

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