13.11.10

[Sáhara libre ahora]

Cierto día, un vecino me regala el jardín de otro vecino, un jardín que él había cuidado por un tiempo. Sabe que yo quería ampliar el mío y con ese gesto, noto que quiere ser mi amigo. Me lo quedo y maltrato a la familia que en él vive, les obligo a vivir de rodillas y les torturo un día sí y otro también. El hijo y la madre consiguen escapar y se establecen en una pequeña esquina que les deja otro vecino, el cuarto en discordia, que les acoge porque se lleva mal conmigo. En mi nuevo y ampliado jardín, disfruto de árboles que antes no tenía. Esto ya no me lo quita nadie. Lo malo es que pasa el tiempo y ahí aguantan el padre y las dos hijas. El padre se pilló un pie con un cepo así que no da la lata, pero no pienso liberarlo. En cuanto a las hijas, un día se pusieron de pie para insinuar que querían vivir con dignidad. Lo que faltaba. Me canso y les gaseo y prendo fuego, pero no dejo que nadie se entere. Mucho menos que lo cuente.

Se pueden contar los años que han pasado pero no los que pasarán. Depende más bien de la rendición incondicional de una de las partes, el lector puede adivinar fácilmente de cual se trata. Marruecos sólo tiene que barrer la entrada de su casa – cuyo hall está decorado con peces y fosfatos que jamás le pertenecieron - mientras un pueblo vive perdido, desarraigado en el tiempo y el espacio, en un conflicto invisible que ha tomado un interés informativo puntual en los últimos días.

Las primeras madres refugiadas en los campamentos del desierto – Tinduf, Argelia - enseñaban a los niños a leer y escribir con palos sobre la arena, necesitaban pensar que sí había un futuro para sus hijos. No sé si cabe seguir hablando de futuro cuando corre el fuego por las haimas de otro campamento, el que protesta sobre una tierra arrebatada y (sólo) exige mejores condiciones de vida.

¿Qué será lo próximo? ¿Instalar cámaras de gas y exterminarlos mientras el gobierno español pida prudencia y la comunidad internacional cierre los ojos? ¿Hasta donde llegará el coraje del pueblo saharahui? ¿Hasta dónde sus ganas de luchar? ¿Está realmente condenado a desaparecer? No piden nada que no sea suyo. Pagan con sus vidas y sus sueños el precio de una dignidad que nadie les puede quitar. Su lucha les legitima, su perseverancia les avala. Pero no se resignan.

En el otro lado, cumpliendo la norma establecida, los mismos perros con distinto collar se van traspasando los pantalones que, llegado el momento se bajan sin vacilar. Que difícil parece gobernar para las personas, esos seres que se mueven, respiran y de vez en cuando sienten. Se gobierna no sólo por, sino para los intereses. Del tipo que sean. Comerciales, geográficos, estratégicos. Da igual, el orden de factores no altera el producto porque la política ya se hace con tiralíneas y caja registradora al lado. Las ideas mueren antes de nacer.

Debajo de los perros, preparados para recibir sus heces, los ciudadanos de a pie. En este caso, los españoles. Difícil definir con qué cara mirar al pueblo saharahui, vendido a precio de saldo y en secreto una noche de tormenta. Les hemos jodido la vida, admitámoslo. Desde la visita en noviembre del 76 a Tinduf del Camarada Isidoro hasta hoy, les damos la espalda una y otra vez. Desde los aviones que España vendió a Marruecos para combatir al Polisario, hasta los libros de texto editados en Suecia a los que se coloca pacientemente la tilde sobre la eñe (el reputado Instituto Cervantes hace caso omiso a las peticiones de presencia cultural y apoyo escolar en los campamentos).

Da igual que se vuelque la sociedad civil española, dan igual la cooperación y la solidaridad de miles de asociaciones y particulares. Vacaciones en paz, construcción de escuelas, operaciones kilo. Todo eso es precioso, pero insuficiente. Recuérdese que hemos votado a los gobiernos que han formado las 9 legislaturas que han ignorado sistemáticamente el tema.

Si Felipe se comprometía ante la historia a ayudar al pueblo saharahui en sus legitimas reivindicaciones, treinta y cuatro años después, Zapatero declara que la relación con Marruecos es prioritaria para España. Por lo menos, declarando, hemos ganado en exactitud aunque perdamos en decencia. En el caso de que nos quedara algún ápice, quiero decir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desgraciadamente es muy cierto. Merecería aparecer también en la prensa española. Felicidades por la puntería. Abrazos de Manotero

La mujer desactualizada dijo...

Ey... a ver cuando te animas tú a escribir!!!

Anónimo dijo...

Me alegra ver que aunque lejos sigues lo que pasa y estas al tanto, sigue escribiendo.
Casada