28.1.09

[La inmigración en 4 pasos]

Una familia chatea con la madre, que está en España trabajando para mandar dinero.
Hay un apagón en el ciber.

Los ordenadores se funden y mueren de repente.
La nena pequeña solo acierta a darle un beso al monitor.

18.1.09

[Los profesionales del romi]

El dinero sí da la felicidad. Como había sido una semana intensa, decidimos ir al romi a desquitarnos con un kit de sauna, pílin y masaje. Si no has ido nunca y no eres muy avispada, la primera vez la pagas...

No llevé bombacha de repuesto, error, y me dice la chica que me da unas descartables. Veo que pone en la bolsita "bombacha-tanga". Perdona, yo soy más de cuello vuelto... digo espontáneamente. Decido quedarme con mi bombacha negra Unno de licra sin costuras, porque contra lo que se pueda pensar, yo soy moderna. Despues de 40 pleistocenos como pollos asados y hasta las uñas perladas, salimos de la sauna y pasamos al pílin o pulido, que consiste en que una chica te restriega una esponja áspera que ríete del nanas y te salen rollos grises de roña como para hacer una viga maestra. ¿¿Esto es normal?? Sí, claro.

Total, para el pilin bocabajo me mete - antes que nada- los dos lados de mi bombacha hasta el hígado tooooma moreno... que se me tensó hasta la coleta, te voy a dar cuello vuelto...

Despues te dan un fregao de agua caliente y te mandan a secar. Obviamente debo estar seca, así que, ahora sí, uso la bombacha-tanga descartable. Pero qué digo tanga, bombacha-llavero debía poner en la fundita! Me la pongo. No me tapa lo de atrás, por supuesto, ¡¿pero es que lo de alante tampoco!! Y no estamos hablando del Mato Grosso pero joé, es que no había manera... Lo suyo era quedarse opívo, porque antes que sugerencia indecente mejor mostrar como una valiente.

Para valiente, el masajista. Entro de esa guisa a la cabina y antes de empezar, noté que era profesional porque después de ver el show de subirme (literalmente) en la camilla con la bombacha-llavero y no reírse en mi cara... es que es un profesional.

Yo salí feliz pero creo que en algún rincón, quizá debajo de la camilla, olvidé un cachito de mi dignidad.

11.1.09

[A tu padre le vas a enseñar...]

Tacumbú. Puertas, candados, llaves, patios, pasillos, jungla de miradas e ideas, de vidas anestesiadas, de conductas a la deriva.

Un muro que separa el reino de lo vivo de las sombras incómodas y de los ojos que buscan. Más de 3000 hacinados entre paredes de pasajes bíblicos que predican la salvación. Manda cojones.

Nos gusta olvidar que son personas. Lo son, pero sutilemente olvidadas hasta el día que nos apetece sentirnos bien. Entonces les llevamos una obra de teatro que, por supuesto, habla del sentido profundo de la vida, de la libertad, de las rejas que nos encierran y no nos dejan ser nosotros mismos.

Entramos con pollera, sin saber que igual debiéramos haberla dejado en la entrada.Detrás nuestro, sentaditos, los 700 que mejor se portan.

Termina la obra. Silbidos y comentarios.

Aplaudí, sí, pero no de espaldas al escenario, como hubiera querido.

Una mesa llena de churretes de pintura, cuatro banquetas, unas cervecitas bien frías y unos cigarros artesanales. Venimos de recorrer Areguá, que si tenemos que calificar, sin duda diríamos que hermoso, con hache aspirada.

En la galería de la Galería, Joe y Carlos nos acogen en su Cántaro. Nos abren las puertas de su vida.

Al lado, un italiano que limpia el lago.

En la conversación, todo lo que queda por hacer aquí y lo poco que se puede hacer en Europa.

De fondo, Paco Ibáñez.

Gracias por la velada chicos, fue estupenda.

10.1.09

[el gran teatro del mundo]

La directora de la escuela quiso apuntar a dos niñas al taller de teatro pero parecían pequeñas de edad. Serán espabiladas pregunté ingenuamente. Su casa es la plaza y se prostituyen a diario así que sí, son espabiladas.