16.11.07

[¿Un golpe de suerte?]

Hay el primer club del fumador en mi ciudad. Pedazo de local supermoderno en pleno centro. Ya te digo que si pasa desapercibido. Hasta que entras claro, luego la publicidad de una marca de pitis se te mete hasta el hipotálamo. A cambio de renunciar borregamente a tu anonimato y soltando en la puerta el nombre de tu errerrepépé eres coolero gratuito con catering, desayunos y saraos varios a disfrutar.

Aquel día la pieza audiovisual a exhibir era breve y la emisión puntera: proyección simultánea en varias pantallas con sonido superenvolvente dolbyouyea. Ay el triste deuvedél, se quedó tiesuco y hubo que hacer varias proyecciones que dejaban cualquier entrañable cine de barrio a la altura del kinépolis. Poquitica organización madre. Qué fashion por fuera y qué necio por dentro.

3.11.07


Es genial criarse con vídeo, sandwichera y microondas en casa de tus padres para independizarte sin ascensor, calefacción ni salón en una casa que podía ser de tus abuelos. Calles castizas con portales cochambrosos, descansillos grafiteados con olor a porro, tender en el patio interior mientras ves a tu vecino degustar una sopa Maravillas... todo tiene su encanto.
Por eso está de moda. Por eso no cabe un moderniki más en las calles de la latina. Curioso míxodo barrial formado por alternativos e inmigrantes que viven donde quieren y pueden, respectivamente. Para los primeros, queda decretado que hay que re-descubrir el valor de las cosas. Por el camino, vamos creciendo como personas.